Estos relatos de los mares del sur conservan la fuerza narrativa del primer London, con el fondo del nuevo paisaje feraz y marino, pero tan inhóspito y ominoso como el desolado norte. Como si quisiera encarnar involuntariamente el tópico de que uno puede huir de cualquier sitio, pero no de sí mismo, el autor desplaza sus obsesiones unos miles de millas al sur, entre islas y atolones, traficantes de esclavos y comerciantes de perlas, caníbales y cazadores de cabezas. Este tortuoso viaje interior se plasma en unas narraciones en las que la naturaleza sigue siendo cruel e indiferente al sufrimiento humano, y en las que el autor se desplaza hacia la amargura. Tal vez no sea el London de la fiebre del oro, pero pocos autores han retratado con más pasión y convencimiento esos mares en los que, tarde o temprano, todos acabamos siendo náufragos.
Editorial: Navona
Páginas: 232