Si desde los púlpitos políticos se intenta reparar su memoria, desde la literatura se busca recrearla.
Las mujeres acusadas de brujería no comían niños por las noches o viajaban en escobas al encuentro del mismísimo diablo. Simplemente eran curanderas, parteras o matronas con conocimientos sobre medicina y botánica, además de víctimas de una ola feminicida que recorrió la Europa Moderna.
Casi medio milenio después, parlamentos como el de Cataluña o el de Escocia tratan de reparar su memoria. Un cambio de perspectiva que se refleja en los numerosos libros que en tiempos recientes, ya sea a través del ensayo o la narrativa, dibujan la figura de las brujas como transmisoras de remedios ancestrales, conocedoras del poder de la naturaleza, creativas, espirituales, deseantes, independientes y hermanadas las unas con las otras. Aquí una selección representativa.
Las mujeres acusadas de brujería no comían niños por las noches o viajaban en escobas al encuentro del mismísimo diablo. Simplemente eran curanderas, parteras o matronas con conocimientos sobre medicina y botánica, además de víctimas de una ola feminicida que recorrió la Europa Moderna.
Casi medio milenio después, parlamentos como el de Cataluña o el de Escocia tratan de reparar su memoria. Un cambio de perspectiva que se refleja en los numerosos libros que en tiempos recientes, ya sea a través del ensayo o la narrativa, dibujan la figura de las brujas como transmisoras de remedios ancestrales, conocedoras del poder de la naturaleza, creativas, espirituales, deseantes, independientes y hermanadas las unas con las otras. Aquí una selección representativa.
Editorial: Impedimenta
Páginas: 304