Propuso una solución al milenario problema de la unión entre el alma y el cuerpo. Su idea de “paralelismo” reformuló la interacción entre las sustancias que había planteado Descartes. Aportó un nuevo criterio de verdad, la adecuación, ya no basado en la clásica conformidad entre la idea y el objeto, sino intrínseco a la idea. E hizo converger todos sus esfuerzos filosóficos en la búsqueda de la felicidad.
La comunidad judía de Ámsterdam lo excomulgó por sus ideas. En la rosa con espinas de su sello escribió Caute (ten cuidado). Rechazó enseñar en la Universidad de Heidelberg y los beneficios de numerosas rentas porque prefiría hacer avanzar la filosofía “y no quería tener más que lo necesario para un entierro decente” lo necesario, lo obtuvo puliendo lentes para telescopios. De toda Europa, las personalidades más eminentes lo consultaban por asuntos de materia política o por cuestiones estrictamente filosóficas.
Su pensamiento mantiene total vigencia en el campo de la filosofía política, es ineludible
Editorial: Longseller
Pg. 199