Vinieron del planeta Tumik en naves destartaladas. Sin nada, con las cuatro manos vacías. De color naranja casi fosforescente, se alimentan de la corteza de los árboles y quedan fascinados cuando ven un par de zapatos. Son raros. Demasiado. Y los humanos no saben qué hacer con ellos.
Editorial: Alfaguara
Páginas: 112