Lautaro no tenía idea de donde podía encontrar a su dinosaurio. Comenzó a buscar en la cocina. Miró debajo de una tapita de gaseosa, porque podría tener sed. Exploró adentro de una botella, quizás se había escondido ahí para viajar al mar. Revisó en el ropero donde se guarda la ropa de invierno, tal vez tuviera frío…
Un dinosaurio que se perdió. Un niño y un abuelo que buscan juntos. Un cuento que está esperando que vos lo encuentres.