Hubo una época, no mucho tiempo atrás, en la que el progresismo era un espacio amplio y heterogéneo una sensibilidad compartida y una alternativa política que podía ser competitiva en las urnas. En aquel entonces -los años noventa-, ser progresista era adherir a la búsqueda de mayor equidad social, a la transparencia institucional, el respeto por los derechos humanos y la crítica de la corrupción. Era, en una palabra, ser antimenemista. Tras la crisis de la Alianza en el poder -que pulverizó las esperanzas de aquellas ideas-, fue el kirchnerismo el que interpeló al campo progresista y lo obligó a redefinirse. Este libro analiza la trayectoria del progresismo argentino entre esos dos momentos (de 1997 a 2004) a través de uno de sus productos culturales más representativos e influyentes: las revistas políticas que, mientras reflejaban el estado de aquella opinión pública, sus consumos y sus preocupaciones también contribuían a crear el campo del progresismo. Trespuntos, Veintiuno, TXT y Debate reunieron a las redacciones más profesionales de aquellos años, por las que pasaron -y en muchos casos convivieron antes de que la polarización los separara para siempre- Jorge Lanata, Roberto Caballero, María O'Donnell, Ernesto Tenembaum, Claudia Acuña, Martín Caparrós, Adolfo Castelo, Román Lejtman, Jorge Halperín, Héctor Timerman, Martín Sivak, Jorge Rial y Gabriela Cerruti, entre muchos otros. En un relato apasionante, fruto de una sólida y rigurosa investigación que abarcó más de mil ejemplares de esas publicaciones, así como entrevistas con sus principales hacedores, este libro reconstruye una época que convoca recuerdos, muestra persistencias -la corrupción, la "inseguridad", los " saltos" de lealtad de muchas figuras políticas- y bienvenidos cambios -la mirada sexista de aquellos años sobre las mujeres, que hoy resulta inadmisible.- Mientras aporta a la vez a la memoria sobre los medios en la Argentina y a una discusión abierta sobre el progresismo local, este libro muestra cómo la " grieta" empezó a perfilarse ya en 2003, explora las dificultades del espacio progresista para articular una crítica estructural -y no solo estética- al menemismo, y se propone superarla nostalgia para encontrar lo que aquella experiencia puede aportar a nuestro presente desencantado desde aquel tiempo en el que, como escriben los autores, "para un progresista no había nada mejor que otro progresista".
Editorial: Siglo XXI
Páginas: 232