Plop, de Rafael Pinedo, siempre me dejó deslumbrada. La impresión que tengo como lectora –ya no les hablo como escritora– es el color negro, porque todo es negro. Todo es de una negrura impresionante, estamos en medio de una noche de la que no vamos a salir jamás. Esa impresión de negrura, de telón, de un color que es casi concreto, es tremenda. En esa noche negra lo que crece es el barro, la no-visión, la no-existencia de un horizonte, una cosa que es terrible. Plop es una novela descarnadamente escrita, porque el hueso y la médula están ahí a la vista. Hay novelas crueles, por supuesto, pero es difícil encontrar una pieza narrativa en la que no haya ni una sola concesión. Es una cosa seca, como concentrada, como puños cerrados. El lenguaje sirve para comunicar lo que está acá, pero lo que está más allá no tiene nombre ni lo tendrá quizás nunca. La ciencia ficción tiene novelas muy descarnadas, muy crueles, pero esto creo que es lo más cruel que leí. Yo creo que Pinedo está solo dentro de la literatura latinoamericana. No se puede decir que este muchacho sale de allí, o que abreva de allá. Esa cosa monstruosa de toda la humanidad no lo encuentro en otra parte. Puede haber, quizás, en un texto medieval, qué sé yo. A mí me parece que ese hombre está solito, lo cual es un gran honor. -Angélica Gorodischer
Editorial: InterZona
Páginas: 144