Una historia de amor que no solo es dolorosamente divertida, sino que también es sumamente real para los tiempos que corren.
En su primer día de trabajo en Goldman Sachs, Jess se entera de que va a estar en el mismo equipo que Josh, su archirrival blanco y conservador de su época universitaria, y la noticia le sienta como un jarro de agua fría. A Josh le encanta hacer de abogado del diablo y, en resumen, es de lo peorcito.
Sin embargo, cuando Jess descubre que es la única chica negra en toda la planta y que no solo la subestiman, sino que tampoco la tienen en cuenta para nada, es Josh quien sale a defenderla..., a su modo un tanto problemático. Antes de que se den cuenta, una amistad nada probable surge entre ellos. Una cuya química es imposible de ocultar y que, poco a poco y luego de sopetón, se convierte en un tórrido romance que los dejará a ambos con la boca abierta.
Pese a todas sus diferencias, lo mucho que se atraen hace que la relación continúe avanzando, hasta que Jess empieza a preguntarse qué importa más: sus principios o su felicidad. Pero están en 2016 y el escenario político y cultural parece fluctuar como las arenas movedizas. Y Jess, que apenas está empezando a descubrir quién es y quién tiene derecho a ser, se ve obligada a preguntarse qué está dispuesta a aceptar por amor y si, realmente, «no pasa nada».
Editorial: Letras de Plata
Páginas: 416