Mariano tiene una lengua larga y movediza, y le encanta hablar: mientras se lava los dientes, mientras desayuna y mientras pasan lista. Un día, se cae en las escaleras del colegio, y como iba con la lengua afuera, se la muerde. Se queda calladito para que nadie se dé cuenta, pero la maestra le hace una pregunta, y allí comienzan sus problemas porque nadie entiende lo que dice.
Editorial: AZ
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