Nadie sabe en qué estaban pensando los padres del niño conocido como Maxi Marote y cuando le pusieron Maximiliano Gilberto Ludovico. Tres nombre! Y qué nombres! Con semejante bautismo, no fue fácil cambiarse de escuela. Pero gracias al Colo, un artista del apodo (y las piñas), Maxi logró sacarse de encima los nombres que no le gustaban. Y, junto a Chung, que sabe Kung Fu; Bruniro, uruguayo y rey de la batucada; Aníbal, gran poeta; y Porto, su mejor amigo; aprendio a divertirse como loco.
Editorial: Norma
Pg. 72