La economía es una extraña religión que, a diferencia de las religiones reveladas, debe proveer cada día la prueba de existencia de su dios. Exigencia exorbitante de la cual se hace eco el clero multiforme que la sirve: expertos, periodistas, universitarios, hombres de negocios, funcionarios... Pero aun cuando la opinión pública la conciba como una ciencia o como una religión, lo cierto es que sus practicantes nunca dejan de improvisar: un ministro de Finanzas, el presidente de un Banco Central, un empresario, un inversor, todos ellos deben responder a la presión de la realidad corrigiendo o retomando un puñado de principios teóricos. Este libro traza un recorrido por el ciclo completo del pensamiento económico desde Santo Tomás de Aquino hasta la economía matemática contemporánea. Y si bien incluye a los clásicos –Adam Smith, Ricardo, Karl Marx, Keynes, entre otros– lo hace desde una perspectiva deliberadamente personal, que determina la selección de los economistas, el punto de vista y los focos de interés. La obra respeta los cánones académicos tradicionales –pasa revista a la vida del autor y su obra, y se interroga sobre su actualidad– pero también se permite integrar en este recorrido a autores que no pertenecen al riñón de la disciplina –como Braudel o Weber– o iluminar ciertos aspectos de una teoría considerados laterales o secundarios. El autor constata los efectos desfavorables de la especialización: el énfasis cuantitativista, la pasión por las series estadísticas y las correlaciones, que han convertido a la economía en una disciplina segmentada, rígida e incompleta. En otras palabras, en una disciplina “inferior”, cuando su verdadero lugar debería estar entre la historia, la geografía y la sociología, un cruce capaz de captar la relación entre los movimientos económicos y los flujos sociales.
Editorial: Paidós