En una remota y olvidada ciudad, ubicada en la frontera entre Europa y Asia, Pontus, el policía del lugar, reflexiona sin mayores urgencias sobre el rumbo que está tomando su vida. Se acomoda bien a la soledad y no lo agobia demasiado la rutina de su trabajo. Este aparente equilibrio vacila cuando aparece muerto uno de los dos rabinos que hay en el lugar. Junto a la investigación del asesinato, surge la pregunta por sus propios orígenes, por el legado de su madre, por saber quién es. De manera inesperada, una azarosa sucesión de acontecimientos lo descubren en un momento clave de su existencia. Mientras Pontus se enfrasca en esa meditación, no muy lejos de allí un grupo de refugiados avanza por la estepa. Se dirigen, como tantos otros miles, hacia el Oeste, hacia la Europa que se supone deberá acogerlos y salvarlos. Es una travesía de la esperanza, que inevitablemente será marcada por la violencia y la tragedia. De manera magistral, Tommy Wieringa enlaza estas dos historias. Con una escritura poderosa, sagaz e irónica para pintar la vida de la ciudad; seca y despiadada cuando el escenario es la estepa, Los nombres es una novela brillante. Es un relato sobre la identidad y sobre el desarraigo; sobre el modo en que la vida, repentinamente, adquiere una nueva dirección y un nuevo sentido. Es, también, y de una manera peculiar, una novela policial. Indaga crímenes, y más ampliamente, indaga de qué modo se pueden recuperar las esperanzas en un mundo que se obstina en negarlas. Es un libro sobre la posible redención de aquellos que están condenados. Aunque con muy variadas sorpresas. Pues la redención no siempre está donde uno la espera.
Editorial: Edhasa
Pg.365