La literatura, oral y escrita, y también el arte, sirven para interponer entre lo real y cada uno de nosotros un tejido de palabras, de conocimientos, de historias y de fantasías, sin el cual el mundo sería inhabitable. Leer el mundo es un alegato para que tengan un lugar en la vida cotidiana, particularmente en la de los niños y adolescentes. Este libro surgió como un acto de rebeldía ante la necesidad cada vez más acuciante, si se defienden las artes y las letras, de exhibir pruebas de su rentabilidad inmediata, como si esa fuera su única razón de ser.
¿Para qué sirve leer? ¿Por qué leer hoy? ¿Por qué incitar a los niños a que lo hagan? ¿Qué relación puede haber entre las páginas y las pantallas? ¿Cómo transmitir el gusto por la lectura y las prácticas culturales? Reanimar la interioridad, movilizar el pensamiento y suscitar intercambios son algunas de las respuestas que ofrece Michèle Petit en los ensayos reunidos en este volumen. Así, narra experiencias entre libros y palabras para desmontar prejuicios culturales y revelar el acto de leer como la creación de un mundo más habitable.
La apuesta, afirma la autora, «es forjar un arte de vivir cotidiano que escape a la obsesión de la evaluación cuantitativa, es forjar una atención. Es llegar a componer y preservar un espacio muy diferente que privilegie el juego, los intercambios poéticos, la curiosidad, el pensamiento, la exploración de sí y de lo que nos rodea. Es mantener viva una parte de libertad, de sueño, de algo inesperado».
Editorial: Fondo de Cultura
Páginas: 208