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Descripción

La violencia nazi perpetró crímenes de los que se conocen las víctimas, los asesinos y sus cómplices. Sin embargo, las armas y los móviles aún no han sido debidamente identificados. Enzo Traverso los busca en la historia de Occidente del siglo xix y de la Primera Guerra Mundial. Este libro traza una genealogía de las formas de la muerte en serie y de las ideologías que dieron sustento al nazismo.

¿Por qué la guillotina, ideada para eliminar el sufrimiento de los condenados, inició el giro hacia la deshumanización de la muerte? ¿Pensaba Hitler en la racional organización de los mataderos cuando decidió la solución final? Auschwitz, perfecta síntesis de fábrica, burocracia y prisión, funcionó tan eficientemente como las fábricas de automóviles de Henry Ford. Como su objetivo era el exterminio no producía mercancías sino cadáveres.

El darwinismo social y el eugenismo legalizaron científicamente la extinción de las razas inferiores durante las guerras coloniales. El surgimiento de un racismo de clase redujo los conflictos sociales a conflictos raciales; se empleó “raza” como metáfora de la clase temida, ya se tratara de salvajes, proletarios, criminales, comunistas o judíos. El antisemitismo recurrió a las imágenes médicas y patológicas: el judío fue un cáncer que había que extirpar, un bacilo portador del bolchevismo que había que exterminar.

La singularidad del judeocidio no es la de un suceso sin precedentes. La guillotina, el matadero, la fábrica fordista, el racismo, el eugenismo y las masacres coloniales de la Europa capitalista y liberal modelaron el contexto que hizo posible Auschwitz. Nada excluye un crimen semejante en el futuro.

Autor: Enzo Traverso

Editorial: Fondo de Cultura

Páginas: 224