Hay libros que parecen escritos en el reverso de un diario íntimo, con el pulso tembloroso de quien se atreve a mirar lo que la mayoría no puede. En La risa más triste, Mariana Marx recorre las ruinas afectivas del mundo privado: el campo y la ciudad, el taller literario y el grupo de WhatsApp, los vínculos con los padres, los hijos, los hombres y los perros. Todo lo que brilla está manchado, todo lo que duele reluce. Hay algo en la voz de estas narradoras —que son una y son muchas— que recuerda la mezcla de alcohol, tierra húmeda y esmalte descascarado. Mujeres que escriben porque no pueden no hacerlo, que recuerdan porque olvidarlo sería peor. Con humor triste y ternura contenida, Marx escribe cuentos que son confesiones, policiales de la falta, escenas del trauma a cielo abierto. Uno termina de leer y quisiera mandarle un mensaje: “Te escuché, no estás sola”.
Editorial: Planeta
Páginas: 128
