Mario Rufer (1976) nació en General Cabrera, Córdoba. Desde 2002 vive en Ciudad de México. Estudió Historia en la Universidad Nacional de Córdoba y es Doctor en Estudios de África por El Colegio de México. Actualmente es profesor titular en la Universidad Autónoma Metropolitana donde enseña y escribe sobre estudios culturales. Ha publicado artículos, libros académicos y ensayos. Sabe que, de algún modo, todo lo que escribe es literatura. La raíz de los helechos es su primer libro de relatos.
“La mañana de 1609 en la que Galileo Galilei presentó al Senado de Venecia su versión del telescopio (…) no les hizo observar el manto celeste, el sistema solar ni la Vía Láctea. Les mostró la pequeña ciudad de Murano, que apareció ante los ventanales del senado veneciano apenas a tres cuadras”. Así comienza “Mirada”, uno de los cuentos que componen este libro inquietante. En ese párrafo, Mario Rufer parece darnos una clave de lectura, o quizás un modo de ejercer la mirada que hace tangibles las líneas de tensión que recorren el texto: tiempo y distancia; la pampa gringa de la infancia y la residencia mexicana del presente; los juegos de niños y los de adultos. La raíz de los helechos parece ser un derroter : irse, partir (“para ser hablado por un paisaje distinto”), y volver, para fijar la memoria y (re)conocerse. “Me pregunto entonces –le hace escribir a Conrad en “Postales”– si seré más irresponsable al ocultar mi identidad de creador, o al revelarla como un punto ciego que, so pretexto de registrar el Congo, no hable sino del Támesis…”
Usando con precisión un vasto registro lingüístico, de lo coloquial a lo erudito, Rufer urde lo narrado en tramas ensayísticas, retomando un linaje sobresaliente de la literatura argentina, iniciado por Sarmiento. El efecto que se produce es una expansión de la experiencia de lectura, como si un sutil ingenio abriese la tapa del piano en pleno concierto, dejando a la vista el mecanismo. La música, lejos de interrumpirse, resuena más límpida. Los relatos de este libro traen mucho más. El uso literario de las citas crea un continuum en el que –como quería Borges– realidad y ficción son indiscernibles. Las narraciones entablan también diálogos con otros autores, que conforman aquí un panteón particular: allí están Calvino, Rulfo, García Márquez, Felisberto Hernández. En La raíz de los helechos Mario Rufer apuesta, en la buena compañía de Conrad, a que “quizá queda todavía en el mundo algo de qué escribir”. Este libro es una evidencia de ello.
Editorial: Cartografías