La Inquisición, más que cualquier otra institución de los tiempos modernos, supo inspirar el terror. A través de persecuciones llevadas a cabo metódicamente y de grandilocuentes espectáculos de castigo, logró instaurar una verdadera «pedagogía del miedo» para extirpar las herejías fatalmente engendradas por la impureza de la sangre judía.
A partir de estudios de casos situados en su mayoría en el Brasil del primer tercio del siglo XVIII, Nathan Wachtel elabora un análisis microhistórico que reconstruye las relaciones que unían entre sí a los miembros de las redes marranas, siguiendo de este modo la manera de proceder de los propios inquisidores. En este recorrido, analiza los archivos inquisitoriales —registros de las denuncias, protocolos de los juicios, informes de las sesiones de tortura, correspondencias, confesiones de los prisioneros, interrogatorios y observaciones carcelarias, entre otros— a fin de examinar los mecanismos de un aparato represivo que representa la cara oscura y trágica, pero no menos innovadora, de nuestra modernidad.
Esta minuciosa investigación revela la manera en que, mediante la delación y el espionaje, la acción inquisitorial llevó a los inculpados a acusarse y a denunciar a otros, creando un aparato burocrático tentacular para vigilar, controlar y castigar. Frente a esto, Wachtel muestra que las Inquisiciones ibéricas prefiguran —por sus métodos, sus doctrinas y sus resultados— los sistemas totalitarios contemporáneos. De este modo, para una cabal comprensión del antisemitismo racial moderno es imprescindible develar la lógica de las hogueras.
Editorial: Fondo de Cultura
Páginas: 267