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Descripción

Mirando los pequeños corsos actuales, nadie podría sospechar la extraordinaria masividad que alcanzaba el carnaval a fines del siglo XIX, cuando Buenos Aires mutaba al ritmo de la inmigración. Por entonces se lo reconocía como uno de los más grandes y animados del mundo. ¿Cómo se explica semejante intensidad? Este libro responde esa pregunta con la convicción de que encierra claves valiosas para entender la formación de la Argentina moderna.

A partir de una reconstrucción sorprendente y con un pulso narrativo que logra sumergirnos en la fiesta, Ezequiel Adamovsky cuenta cómo en esos días se jugaba con la sexualidad, de un modo que desafiaba las jerarquías de género y de clase, y se detiene especialmente en la transgresión de las fronteras étnico-raciales, así como en un fenómeno que llamó poderosamente la atención de los contemporáneos: la convivencia, en el espacio de la fiesta, entre comparsas de afroporteños y otras de blancos que se tiznaban el rostro, ejecutaban ritmos y bailes de raíz afro, cantaban canciones o se vestían con ropas que emulaban las de los negros. ¿Por qué fueron negros (reales y de imitación) y luego falsos gauchos los que ocuparon el centro de la escena? ¿Por qué justamente esas dos figuras, que para las élites eran emblemas de atraso y barbarie, fueron las preferidas del público? ¿Y qué relación tiene todo eso con la formación de la nación argentina y con su pretensión de ser blanca y europea?

En esta historia increíblemente colorida del carnaval porteño entre 1810 y 1910, muy poco estudiado hasta ahora, Ezequiel Adamovsky revela con maestría cómo fue un espacio donde se tramitaron tensiones y diferencias sociales de todo tipo y donde empezó a ponerse en cuestión el perfil étnico y cultural de la Argentina. Así, nos invita a pensar desde categorías propias tanto el racismo local como las resistencias que desde temprano se le opusieron.

Autor: Ezequiel Adamovsky

Editorial: Siglo XXI

Páginas: 288