Jane Austen escribió el primer borrador de este libro entre 1798 y 1799 y, de hecho, fue la primera novela que intentó publicar. Sin embargo, por diversos motivos, recién fue editada de forma póstuma en 1818. El argumento gira en torno a Catherine Morland, una joven franca, ingenua, sencilla e imaginativa, de diecisiete años, que vive con su familia en un pequeño pueblo y que es invitada, primero por sus vecinos, el matrimonio Allen, a visitar Bath con ellos y luego por una familia con la que toma contacto en el balneario, los Tilney, a pasar una temporada en la abadía que da título a la obra. Todo ello le permitirá a la muchacha incursionar en sociedad, conocer ambientes más sofisticados que el de su hogar, abrirse al mundo, hacer amigas y conocer el amor. Más allá del devenir de la historia en sí y de las peripecias que relata La abadía de Northanger, hay otros niveles textuales a descubrir que resultan por demás interesantes y que se abren como puertas a partir de la gran afición que muestra la protagonista por la lectura de las novelas góticas que estaban tan en boga en la época. De alguna forma, la joven está tan intoxicada de estas novelas como, en su momento, lo estuvo el Quijote con las de caballería, y también en ella la lectura modifica su percepción de la realidad circundante. Por todo ello, estamos frente a un texto eminentemente literario pero que, en otro nivel menos obvio y más lateral, habla y comenta la literatura de su época. Una novela que defiende a las novelas. Y, por supuesto, también a sus heroínas.
Editorial: Lea
Páginas: 256