El arte de Gustav Klimt se ajusta perfectamente al fin de siècle. Expresa la atmósfera apocalíptica de la clase media alta vienesa, una sociedad devota del cultivo de la conciencia estética y el culto al placer.
El placer que Klimt y sus contemporáneos encontraron -o esperaban encontrar- en la belleza estaba constantemente eclipsado por la muerte. La muerte, por lo tanto, juega un importante papel en la obra de este artista. La fama de Klimt, sin embargo, se basa en su reputación como uno de los más grandes pintores eróticos y artistas gráficos de su tiempo. Particularmente sus dibujos, que han sido muy admirados por su calidad artística, están dominados por la representación erótica de la mujer.
Editorial: Taschen
Páginas: 96