Una joven cree reconocer a su madre, que la dejó en manos ajenas de niña para irse a Marruecos, de la que no ha vuelto a saber nada y a la que da por muerta por noticias indirectas: se le aparece ahora, en un vagón de metro, en la persona de una mujer estrafalaria, de expresión ausente, vestida con un descolorido abrigo amarillo. Este encuentro, tras el que la joven sigue disimuladamente a la mujer hasta el remoto barrio en que malvive, abre las compuertas de los recuerdos de una infancia difícil y desgraciada, primero con su madre, medio actriz medio aventurera, que intentó convertirla en estrella infantil (de ahí el nombre artístico que le inventó: Joyita), para abandonarla luego en casa de algunas conocidas de vidas más o menos vidriosas. En un París frío y hostil, en blanco y negro, donde se gana la vida cuidando de una niña que quizá no es hija de la turbia e indiferente pareja con la que vive, creándose así una atribulada mise en abyme, una Joyita que ya sólo se llama Martine vaga en busca de una identidad y un amparo que halla en parte, al azar de encuentros fortuitos, en un traductor y una maternal farmacéutica cuya ayuda la pone quizá en los umbrales de un renacimiento, tras un intento de suicidio.
Editorial: Anagrama
Pg. 176