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Descripción

A partir de los tres meses de vida, el sentido de la vista del bebé evoluciona y, además de distinguir el blanco y negro, ya es capaz de percibir los colores primarios rojo, amarillo y azul. Esta práctica tiene múltiples beneficios, como localizar la atención, fortalecer su memoria, fomentar su curiosidad, mejorar su coordinación, ayudar al procesamiento de información y fortalecer el vínculo entre el bebé y sus progenitores.

Editorial: M4

Páginas: 20