A Lara nunca le pesó tanto el silencio y la mirada perdida de su abuela como ahora, que debe cuidarla por unos días. La que tampoco habla mucho es Maureen, la hija de la médica haitiana que acaba de mudarse al pueblo, aunque eso solo aumente el deseo de Lara por conocerla mejor. Pero cuando su abuela y Maureen empiezan a intercambiar palabras en francés, Lara es testigo de que todo silencio encierra una historia. Y también de que abrir una historia puede devolverte la voz.
Editorial: AZ
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