En el Valle de los Molinos vivían hombres, mujeres y niños iguales a nosotros. Hasta que un día llegaron las Máquinas Perfectas.
Gracias a las Máquinas Perfectas, todo era perfecto. Bastaba apretar un botón para jugar a un juego perfecto y divertirse como nunca. O girar una perilla para no sentirse solo y compartir un momento perfecto con un amigo perfecto. Fue por eso que, poco a poco, todos los habitantes del Valle de los Molinos dejaron de soñar. Pero no todos estaban felices, algunos querían cumplir sus propios sueños…
Editorial: Una Luna
Páginas: 40