Desde su nacimiento, el destino de Siddharta fue gobernar un pequeño reino en lo alto del Himalaya.
Su padre –el rey– y los súbditos imaginaban para él una vida de lujos, responsabilidades y privilegios. Hastiado del sufrimiento de los hombres, el joven príncipe decidió abandonar el palacio en búsqueda de la verdadera felicidad.
Después de casi morir de hambre a causa de las duras privaciones de ascetismo, alcanzo la iluminación.
Siddharta fue el fundador del budismo.
Editorial: El Ateneo
Páginas: 32