Esta larga conversación se produjo en el otoño de 1996. En ese momento Jaime Salinas escribía sus memorias y Juan Cruz era director de Alfaguara, la editorial que el propio Salinas había convertido en uno de los catálogos literarios más prestigiosos de la lengua española algunos años atrás.
Salinas abrió para Alfaguara las literaturas del mundo y le dio una impronta a su colección. Enric Satué tradujo esa ambición de coherencia en el diseño de una inolvidable colección morada y gris, meramente tipográfica, que es una de las más importantes contribuciones al diseño editorial español.
Juan Cruz sumó a esa Alfaguara internacional de Jaime Salinas una apuesta por la literatura en español y por América Latina, buscando generar caminos de ida y vuelta para los libros publicados a ambos lados del Atlántico, como una suerte de puente imaginario que uniera las orillas.
El sello Alfaguara cumplió 50 años en 2014. Para empezar a celebrarlo quisimos recuperar este libro que, por una suma de azares, nunca llegó a ser tal hasta hoy. Un homenaje a Jaime Salinas, el motor inicial de esta historia editorial y, a través de él, al oficio de editar y vender libros. Porque el problema de la edición, por muchos cambios que experimente, sigue siendo el mismo: poner un libro en manos de un lector. Esta conversación es un testimonio vivo de ello.