La experiencia como productora del texto, como motora de acontecimientos en donde la recuperación de los saberes olvidados es su horizonte. Horizonte en donde aparece la historia de un interés por transmitir un conocimiento negado. El acceso a la cultura comienza cuando el trabajador se calza el traje de narrador. Ese es el punto de arribo de una trayectoria, de un aprendizaje que demuestra como ese saber aprehendido puede invadir las prácticas reorganizando el seno donde se produce el discurso absoluto. Narrar es narrarse, contarse a través de otros, con otros, para otros, por otros. Estas palabras me permiten sostener que la posibilidad de producir conocimiento no está solamente desde las estructuras conceptuales y académicas. Son experiencias propias o relatos de otros que trabajan cuerpo a cuerpo con la locura manicomial o la llevan en el cuerpo. Discursos, ideas que se encienden en la penumbra del ostracismo manicomial y aparecen para atestiguar sobre otras maneras de ser-pensar-decir-hacer... ideas que quería compartir con ustedes y que me encantaría que ustedes puedan compartir con otros.
Editorial: Eduvim
Páginas: 160