Yo era arcilla blanda cuando toqué esas costas de delirio, y piedra inmutable cuando las dejé, dice el protagonista y narrador de esta historia. Luego de sesenta años de esa experiencia alucinante, que lo marcaría para el resto de su vida, en el silencio de la noche y a la luz de una vela, recompone los momentos más importantes de los diez años que pasó con los indios colastinés, que salen una vez por año en sus canoas a cazar a otras tribus para poder devorar carne humana. Grumete de la expedición española que lleva a descubrir el Mar Dulce, este niño sobrevive y es testigo de cómo el capitán y su tripulación son ultimados y devorados ante sus ojos. Lejos de sentir odio o sed de venganza, con el correr del tiempo cada vez valora más a esa comunidad que, frente a la rapiña desenfrenada de los hombres europeos, le resulta mucho más humana.
Narrada con el estilo magistral que caracteriza la prosa de Juan José Saer, esta novela seduce e hipnotiza al lector por la riqueza de sus imágenes y la profundidad de sus reflexiones
Editorial: Seix Barral
Páginas: 224