París, un año de estos. Los representantes de los distintos partidos en la Asamblea Nacional no consiguen ponerse de acuerdo para formar un gobierno estable. Poco a poco va imponiéndose una solución de compromiso: restaurar la monarquía. El candidato ideal parece ser el último descendiente del linaje de Carlomagno, Pipino Arnulfo Héristal, un modesto rentista que lleva una cómoda y apacible existencia dedicado a su gran afición, la astronomía. El único problema es que Pipino no desea ser rey
Editorial: Navona