Está demostrado que el contacto con la naturaleza es esencial para nuestro bienestar cotidiano, y este contacto puede dificultarse cuando se vive y trabaja en una ciudad. Reunir unas cuantas flores y bayas secas, algunas ramitas y cápsulas seminales para crear arreglos estacionales cambiantes es una forma económica de llevar un poco del mundo natural a nuestros hogares sin ningún problema de mantenimiento añadido. El material seco no tiene por qué implicar polvo y monotonía; de hecho, se está desprendiendo rápidamente de estas anticuadas connotaciones.
Sin embargo, secar flores no es una ciencia exacta. No tiene que costarle una gran cantidad de dinero ni llevarle mucho tiempo, así que puede probar con unos cuantos ejemplares de flores, hojas, musgos y bayas. Cuanto más experimente, mejor sabrá qué se seca bien, y puede que se lleve unas cuantas deliciosas sorpresas durante el proceso.
Editorial: Blume
Páginas: 176