«Si no fuera una de las privilegiadas víctimas del humor terrible (gráfico, brillante, gracioso y valiente) de Gustavo Sala, entonces reclamaría por el derecho de formar parte de los personajes del rock que pasan por el filo de la cuchara de Gustavo. Sala es un artista y, como tal cosa, será recordado por su obra y por mucho tiempo. Lo que procede es aprender a reírse de uno mismo (de nosotros), poner en marcha las vitaminas de la autoironía y reír a carcajadas como lo hicimos, históricamente, con This Is Spinal Tap o con Peter Capusotto y sus videos. Gustavo Sala no tiene nada que envidiarles a anteriores iconos del humor rockero hardcore, no perdona nada y desconoce lo que es el pudor propio y el ajeno. Pedos, vaginas que publican discos, decrepitud, decadencia y realidad: todo está en el tintero de Gustavo que no reconoce de límites del humor. Morrisey está deprimido porque no encuentra un CD de Ignacio Copani, un Leonard Cohen arrugado sale del armario en las redes sociales, Ariel Minimal estrena papel higiénico. La versión Marvel del rock, un día en la vida de Hugo Fattoruso (que toca con todo el mundo), 1001 discos que no sabías que había producido Daniel Melero, las épocas de David Bowie en clave argentina. Incluso los intocables, como las leyendas, merecen la atención de Gustavo en este brutal libro ilustrado. Hasta la caca de los músicos merece una tira cómica. No hay transición que exima a un artista de la alta ironía del plumín de Gustavo Sala». Andrés Calamaro
Editorial: Gourmet Musical
Editorial: 160