Entre 1838 y 1852, Estados Unidos sufrió una transformación fundamental que se venía gestando desde décadas atrás. Fue la era del Destino Manifiesto, esa convicción muy arraigada entre los norteamericanos de aquella época de que la expansión de sus fronteras hasta las costas del Pacífico era un mandato divino, aunque ello significara apropiarse por la fuerza del territorio de una nación vecina. Su consecuencia fue la anexión de Texas (1845) y la guerra con México (1846-1848). Esta guerra, de la que los norteamericanos salieron victoriosos, no sólo le significó a México la pérdida de la mitad de su territorio sino que también marcó el nacimiento de Estados Unidos como una republica imperial. Hasta entonces, los norteamericanos nunca habían recurrido a las armas para engrandecer su territorio. Un argentino fue testigo presencial de este fenómeno: el general Carlos de Alvear, embajador de la Confederación Argentina en Washington desde 1838 hasta su muerte en 1852. Durante esos catorce años, Alvear tuvo oportunidad de conocer e interactuar con personajes destacados de la política y la sociedad norteamericana. Su correspondencia inédita con el gobierno de Rosas presenta un análisis descarnado del Destino Manifiesto y de su impacto sobre las repúblicas de la América Española. En opinión de Alvear, a partir de la anexión de Texas y la guerra con México, Estados Unidos dejó de ser “aquella antigua patria de Washington compuesta de ciudadanos sensibles y modestos, pero puros y contentos con su estado, sin ambición, respetando los derechos ajenos al igual que los propios y haciéndose admirar en el extranjero por la practica de todas las virtudes sociales,” y se convirtió en un
imperio expansionista y agresivo. De la Doctrina Monroe al Destino Manifiesto presenta por primera vez la visión de Alvear sobre el nacimiento de la república imperial y la conecta con los eventos internacionales que signaron el gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Editorial: Claridad
Páginas: 176