Abuela, ¡qué orejas tan grandes tenés! ¡Y qué manos enormes! ¡Y qué pies gigantescos...! Es que Bettina ahora tiene el tamaño de un rulero o de una galleta. Porque primero sintió unas cosquillas en la panza, pero más tarde... FUIIIiii... Se achicó tanto que pudo esconderse en su casita de juguete. ¿Y qué pasó después? Después, un poco de arroz con leche, muchos juegos con su abuela, ¡y una gran noticia...!
Editorial: Alfaguara
Páginas: 48