Un ensayo que arroja la misma luz esclarecedora de Una habitación propia, pero que analiza aún más profundamente —y sin temor a significarse- los distintos mecanismos y estrategias que se han tramado con el fin de ignorar, condenar o minusvalorar las obras literarias de las mujeres. El libro, cuya primera edición en Estados Unidos data de 1983, ciertamente ha podido verse perjudicado por dichas dinámicas, pues apenas ha sido reeditado en su país de origen y es ahora cuando llega aquí, con traducción de Gloria Fortún. Sería motivo de simpática coincidencia si no fuera porque, 35 años después, lo que escribió Russ guarda vigencia hoy en día.
Editorial: Barrett